Había abandonado aquel inmenso recinto donde se había echo la útima compra de la semana.
Tres botellas de coca-cola,una tarta de manzana, una barra de helado, una caja de bombones y unos cereales habían acompañado mi cena con David en La Española.
Solo faltaba su violín y unas velas románticas.
El tiempo cambiaba, la noche oscurecía.
Estuvimos hablando hasta las once.
Desde las 8 que salimos de nuestras respectivas casas.
Me había tomado como 3 copas y David 2 tequilas, le ardía el estómago.
Había jurado ver pasar por la ventana a mis tres supuestas amigas,pero solo fue un mal presentimiento.
Nos quedamos hasta casi las 430 h, nos daba igual todo ya, él había tenido problemas con su novia y yo con mi padre.
En definitiva, de mal a peor.
No dormimos, las horas pasaban y nos daba igual.
Los restos de la comida quedaron por el suelo esparcidos.
Al día siguiente había clase y eran casi las 6h pero, ¿que importaba aquello? No.
Aquello acabó con una estupendisima bronca con la novia y con mi padre.
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