Hola de nuevo a todos, esta vez he escrito un poema muy crítico, sobre el dolor de un preso en una cárcel y como el mar, le devolvió a la vida (me recuerda al poema de Manuel Vicent que se leyó en Viajes metafóricos y Reales, La piedra, un poema fascinante por cierto) y del amor que tuvo hacía una mujer por la cual, dió gran parte de su vida.

Todos sabemos que el amor, el amor, el amor...

Creo que este poema es bastante realista, ya que muchos presos son condenados a cadenas perpetuas o a la muerte directamente por asesinatos que no han cometido jamás.

Por ello, quiero dar un grito para salvar o al menos intentarlo la vida de presos inocentes.

Sentado frente a la costa,

veía pasar el velero cuando iba a gran velocidad.

Sabía lo catraz y jodida que era la vida,

de separar a los hombres de sus pensamientos.

En aquella época, la fascinación era de viajar, y conocer y hablar con diferentes culturas y nacionalidades.

A este pobre hombre, que había derramado sangre por una mujer, el abogado le comunícó el destierro a la costa, a la soledad absoluta.

Alaska, con los enormes glaciares y sus perros.

Australia, Río de Janeiro, Moscú...

Aún recordaba la última gota de sangre sobre el suelo de la cárcel.

Ahora se sentía un hombre feliz, libre y sin exelto de culpa, recordando los días lejanos pero felices.

Gracias, simplemente sois geniales.

Quiero acompañar el texto con la canción Rain de The corrs.