Me chiflan los poemas de este poeta catalán, como siempre agradecida de poder compartir uno de mis mayores sueños, compartir aquellos poemas que me llena y significan mucho para mi.
Pues por ejemplo, la MADRE RUSIA, precioso.
Era el invierno del sesenta y dos:
en la cama, la lámpara encendida
no se apagaba hasta el primer rumor
de claridad al comenzar el día.
Fue cuando leí a Tolsoi sin descanso,
imaginando en los lejanos bosques
- mientras ladraba un perro en algún patio-
fabulosos trineos en la noche.
Nevaba, en Barcelona, aquel invierno.
En silencio nos fueron envolviendo
los suaves copos como una vitrina.
Y al llegar el buen tiempo, tú, Raquel,
ya estabas a mi lado en aquel
claro rostro de una Ana Karenina.