Repaso el mapa de carreteras, abro el maletero y sin decir la más minima palabra, te miré.
Y ahí estabas rota, despeinada y sin arreglar.
Tus shorts están rotos, tu mirada de cansancio, y el ajetreo de una noche de fiestas y buenas compañías.
El pelo amontonado y una triste mirada, evito volver a pensar.
La luz de la parte delantera va abriendo paso, poco a poco, a una carretera entre árboles, una carretera triste y olvidada, alejada de la mano de nadie.
Y tú roncas, especialmente, me gusta oirte respirar.
La radio suena como un eco lejano en el coche como si entre los dos no hubiera más que un triste silencio.
Te miro, eres tan bella...
Al fondo unas lucecitas nos anuncian nuestra próxima parada, repaso el mapa de carreteras, pero no está...
4 comentarios:
Iria, escribes de puta madre, de verdad.
Cada año escribes mejor, me ha gustado mucho el poema.
Un beso amoroso,
Alexander
Gracias, jajajaja.
A mi también me gusta, será que cada año soy más madura ¿no crees? ;)
Recibe un cordial saludo.
buah, que educada eres, parece mentira.
Sigue así, llegarás muy lejos.
Gracias.
Siendo educado y buena persona se llega muy lejos.
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